A lo largo de las diferentes columnas han pasado muchos personajes de esta murga algunos de los culaes tendien a repetirse en las diferentes entregas y es por ello que a principios de este año, estas personas han sido debidamente reconocidas y premiadas. O sea, no quedaron embarazadas sino que se les entregó un premio a los tres personajes que más apariciones tuvieron durante el pasado 2006.
Pero pasemos a algunas de las anécdotas que nos ha dejado este 2007.
Comencemos con un clásico ya de esta sección, Danielito.
La comisión letras realizaba una de sus reuniones creativas en la casa de Nicolás. En un momento de recreación ( no estábamos Re creando, sino descansando) las diferentes personas que allí nos encontrábamos comenzamos a tocar diversos instrumentos musicales. Danielito se encontraba con las manos vacía a lo que viene Nicolás y le entrega una pandereta (dentro de una caja) y le dice: “divertite con esto”. Danielito toma la pandereta y en lugar de sacarla de la caja para proceder a tocarla, comienza a golpear la caja pensando que ese era el instrumento. Con toda la comisión letras comenzó a reírse a carcajadas este sujeto pensó que lo que motivaba las risas era lo mal que tocaba, hasta que luego de un rato alguien le sacó la panderetea de la caja y allí se percató no solo de la torpeza que había cometido, sino también de que aparecería nuevamente en el blog de la murga.
Otra que vuelve con todo a defender el título es el poeta que es bohemio Gaby. Pero dejemos sus grandes intervenciones de este año, para la próxima entrega y pasemos a quien ha sido el peor
de
los peores en el pasado mes.Esta es la cara del peor de los peores del mes de setiembre.
Nicolás Cáceres, nuestro querido director escénico protagonizó un par de episodios que bien le valen la exclusiva en esta entrega de Lo peor de lo peor. Si bien ambas bochornosas situaciones fueron en diferentes días, ambas corresponden a la misma categoría de bajeza mental por lo que se puede decir que el apasionante episodio se realizó en dos entregas y por entregar (como diría una canción de estadio).
La murga se presentaba en el club Peturrepe. El punto de encuentro fijado era Agraciada (de nada) y Suárez. Entre los primeros en llegar se encontraban: Gabriela, Daniela, Daniel (ito)Daniel (el gordo), Sangui, Martín, Nacho y Nicolás. Parte de este grupo, con la finalidad de ingerir algo caminaron hasta un carrito que se encontraba a unas cuadras, pero Nicolás no se detuvo en el carrito sino que siguió caminando un par de cuadras más hasta una estación de servicio a despedir a “un amigo del interior”.Para ser más claro fue a depositar un montículo de heces en la letrina.
Mientras tanto los demás hacían sus pedidos. El gordo se pidió dos completas. Danielito una poronga en dos panes, pero como no quedaban se mandó una con queso. Nacho un chorizo y Martín y el Sangui la clásica hamburguesa de soja (sin lechuga).
Ingirieron los citados alimentos allí miso y volvieron al lugar de encuentro en donde ya se encontraba el resto de la murga sin acordarse de que Nicolás seguía rompiendo lozas en la estación. En ese momento suena el teléfono celular de Martín, era Nicolás solicitando un rescate. Al parecer la puerta del baño de la estación presentaba una falla técnica la cual impedía que la puerta fuera abierta desde adentro detalle que el señor Cáceres no tuvo en cuenta mientras mandaba el fax, es así que quedó atrapado y sin salida debiendo llamar a Martín para su rescate.
Moraleja que debió haber sacado Nicolás después de este incidente, nunca confíes en la puerta de un baño de estación. Pero el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Es así que la semana pasada, Nicolás nuevamente debía realizar sus necesidades, esta vez por las inmediaciones del cerro, barrio obrero y luchador si los hay. Justamente por este motivo cuando concurrió al baño del lugar en donde estab,a se encontró con un paro de cisternas caídas. Las personas encargadas de abrir los baños se encontraban realizando un paro por tiempo indefinido en reclamo de mejores gustos de perfumol. Entonces a Nicolás no le quedó otra que recurrir a la estación de enfrente. Entró al baño, dejo salir unos gases que ya venia conteniendo hace unos cuantos minutos, cerró la puerta y fue en es momento que se dio cuenta que la misma no poseía pestillo del lado de adentro. La técnica que utilizó en este caso para escapar fue treparse al water y gritar por una pequeña ventana hasta que un transeúnte se percató y lo liberó de su encierro.